Acerca del perfume
El perfume ha calado nuestros sentidos desde épocas bien remotas, aunque el concepto moderno que de él tenemos y el arte de su elaboración sean más cercanos en el tiempo. Las distintas civilizaciones han utilizado las sustancias odoríferas para mitigar olores molestos, aromatizar ambientes y por supuesto perfumar sus cuerpos.
La palabra perfume deriva de la expresión latina “per fumum” que viene a significar “por medio del humo”. Esto nos indica que el uso del perfume abarcaba la aromatización de lugares, en muchos casos sagrados, a través del incienso, o lo que es lo mismo, mediante la cremación de sustancias olorosas, elaboradas principalmente a base de resinas, cortezas, raíces y hierbas aromáticas.
Se tiene constancia de que los egipcios usaban sustancias aromáticas para la higiene personal, así como a la hora de embalsamar los cuerpos de difuntos de clase pudiente.
También los griegos y los romanos hicieron uso de fragancias para perfumar sus cuerpos, perfeccionando las técnicas de elaboración. Pero fueron los árabes los que desarrollaron las técnicas de destilación, así como la incorporación de nuevas sustancias, avanzando de forma notable los procesos de fabricación.
Llegado el renacimiento, en el siglo XV, hace su aparición el primer producto entendido hoy como perfume. Se trata del agua de Hungría, con base alcohólica e ingredientes como el romero y la mejorana, considerada como la primera colonia de tocador.
Otro importante paso se produce durante el siglo XVI, en el que aparecen los guantes perfumados, muy populares entre la aristocracia europea, en especial la española.
Los curtidores aromatizaban los guantes con el fin de enmascarar el primitivo olor del cuero, poniendo de moda una forma de combatir los olores desagradables, al aspirar su olor acercándolos a la nariz.
Pasada la moda y popularidad de los guantes perfumados, avanzado el siglo XVII, muchos de los curtidores se dedican a elaborar perfumes, dando paso a una incipiente industria del perfume que fluye en la Provenza francesa.
La palabra perfume deriva de la expresión latina “per fumum” que viene a significar “por medio del humo”.
Ya en siglo XVII, en pleno reinado de Luis XIV, el perfume adquiere una trascendencia fundamental traspasando las fronteras de la aristocracia francesa y alcanzando su plenitud hasta la llegada de la Revolución.
Es como consecuencia de esta que se desacelera el avance de la embrionaria industria perfumista. Pasados unos años, con Napoleón en el poder, el perfume vuelve a expandirse por Francia y por ende por el resto de Europa.
A mediados del siglo XIX la industria del perfume llega a un nivel de excelencia y es a partir de entonces, a finales de este siglo, cuando se introducen en la elaboración de los perfumes materias sintéticas que abaratan su coste y permiten que el perfume llegue a clases menos pudientes, que hasta entonces lo habían tenido vedado, dado el elevado coste de elaboración por materias primas.
Durante el transcurso del pasado siglo el perfume se volvió un artículo "quasi" de primera necesidad, al alcance de la mayoría de la sociedad. En la actualidad el perfume y las esencias aromáticas forman parte de nuestra vida cotidiana y resultan imprescindibles en nuestro aseo diario.
El perfume es guía de moda y distinción; sirve para potenciar el carácter y reforzar la personalidad del individuo. Tan es así que un mismo perfume suena de distinta manera en cada persona, logrando que cada una transmita sensaciones diferentes.
La industria del perfume y las esencias aromáticas está en pleno cenit y mueve cantidades asombrosas de dinero.
Las notas de un perfume
Los perfumes ofrecen una serie de notas, que al igual que ocurre en la música, diferencia y clasifica unos de otros. Cada tipo de perfume contiene unas notas que lo hacen singular. Cada nota tiene su propia identidad y el conjunto de notas del perfume conforma un acorde propio del tipo de perfume.
Los tipos de perfumes se dividen básicamente en tres: clásicos, nota única y lineales.
Los perfumes clásicos representan la mayoría. Resultan de la combinación de un conjunto de múltiples ingredientes, tanto naturales como sintéticos, con estructura de tres movimientos. Del compuesto debe obtenerse un final armónico que, al igual que una pieza de música clásica, suene perfecto.
Este tipo de perfume debe estar formado por tres notas distintas, superior, media y base.
Los perfumes de nota única están representados por un único aroma procedente de una flor o planta. Suele mezclarse con otros ingredientes que sirven para potenciar e intensificar la nota que marca la fragancia primaria.
Los perfumes lineales poseen, a diferencia de los clásicos, un olor invariable que marca su línea. Esto no quita que puedan coexistir notas medias y de base, pero siempre marcando el compás de la primera señal.
Las notas superiores representan el primer impacto del perfume, la primera impresión. Emergen a la superficie de la piel tan pronto se aplica el perfume. Suelen ser llamativas e impactantes, aunque de poca duración. Tras su volatilidad dan paso a las notas medias.
Las notas medias son el cuerpo del perfume, su trazo dominante. Aparecen al cabo de unos 10 minutos después de aplicar el perfume sobre la piel. Determinan el tipo de familia a la que pertenece el aroma (floral, verde, chipre, oriental, moderno, etc.)
Las notas de base resultan más perceptibles una vez desvanecidas las notas medias y son las responsables de la permanencia del olor en la piel, prolongándolo durante horas. Poseen profundidad e intensidad.
Equipo de redacción
© Junio 2013
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