LA RINITIS ALÉRGICA



Algo más que una molesta irritación nasal


Generalidades

La rinitis alérgica es una enfermedad que afecta a la mucosa nasal y que causa la inflamación de las membranas mucosas y la dilatación de los vasos sanguíneos. Provoca la secreción y obstrucción nasal, así como picor y falta de olfato.

También perjudica, en gran porcentaje de los casos, el sueño y el rendimiento laboral, e incide en la vida social del paciente.

Los síntomas más comunes son: estornudos, congestión nasal, prurito nasal (picazón) y rinorrea (secreción nasal), aunque también puede provocar inflamación y escozor de garganta, ojos llorosos, malestar de oídos y sinusitis.


Este tipo de rinitis es la más común y afecta a un importante número de personas, ya que se estima que más del 17% de la población padece este tipo de afección.


La rinitis alérgica se divide en estacional y perenne.

La primera, como su nombre indica, se produce en una determinada época del año, generalmente en la estación primaveral, por la inhalación de alérgenos externos como el polen de las flores o debido a la fiebre del heno.


La segunda, se origina como consecuencia de la recurrencia de la primera, al padecerse en distintas épocas del año, y por la manifestación de ácaros en interiores.


¿Por qué se produce la rinitis alérgica?

Básicamente, la rinitis se produce por la inhalación de partículas a las que se es alérgico. Estas partículas que quedan suspendidas en el aire, pueden provenir del polen, polvo o incluso de la descamación del pelaje que se produce en los animales.


Cuando una persona respira, absorbe a su vez estas partículas, lo que produce, en su caso, una respuesta del cuerpo que libera una sustancia química llamada histamina, responsable de la respuesta alérgica del organismo.


Aunque la rinitis alérgica afecta a personas de todas las razas, el número de casos varía entre las diferentes poblaciones y culturas, lo que parece indicar que influyen factores genéticos, geográficos y ambientales.


Suele aparecer en la infancia, en mayor número en niños que en niñas. Hasta el 40% de los casos suelen darse antes de los 20 años. Este número va reduciéndose con la edad, de tal forma que son muy pocos los casos que se dan en personas de la tercera edad.


Es importante establecer el momento temporal de la aparición de los síntomas y determinar a su vez si aparecen una sola vez al año o por el contrario son recurrentes.

También se debe tener en cuenta si los síntomas son diarios o aparecen esporádicamente a lo largo de un periodo corto de tiempo. Asimismo, es conveniente anotar el momento y lugar donde en mayor grado se produce el factor desencadenante.

Cuanta más información aportemos al profesional médico, más fácil será para este diagnosticar el tratamiento a seguir.

Otros síntomas a tener en cuenta

Aunque la rinitis alérgica por si sola no suele ser peligrosa para la vida, la proporción de personas que la padece es significativa y condiciona de manera negativa el modo de vida de estas. Además la rinitis alérgica puede ir acompañada de otros trastornos.

La rinitis alérgica también suele estar asociada con la sinusitis y pólipos nasales, conjuntivitis alérgica, otitis media, disfunción de la trompa de Eustaquio y dermatitis atópica.


Asimismo puede ocasionar trastornos del sueño y fatiga, así como dificultar el aprendizaje. Todos estos síntomas unidos al malestar general repercuten de forma negativa en el trabajo y/o el rendimiento escolar, y por ende en la calidad de vida.


También la tos, el dolor de cabeza, la irritación del carácter e incluso la tendencia a la depresión hacen que la rinitis deba tratarse médicamente.


Recomendaciones sanitarias

El tratamiento de la rinitis alérgica se basa en dos aspectos fundamentales. El primero a través de un procedimiento terapéutico a base de fármacos y tratamiento inmunológico y el segundo mediante la aplicación de medidas higiénico-sanitarias.


Para el tratamiento farmacológico se utilizan principalmente antihistaminicos, con el fin de reducir los efectos de la alergia, corticosteroides, para aliviar la congestión e inflamación de las mucosas nasales, antialérgicos y la aplicación de inmunoterapia alérgica, con vacunas de alergia.


Por lo que respecta a las medidas higiénico-sanitarias se incluyen las siguientes:


  • Evitar el humo, la contaminación, el polvo y los olores fuertes, que pueden contribuir a agravar los síntomas alérgicos.
  • Mantener una dieta sana y equilibrada, ingerir al menos 1,5 l. de agua al día y evitar el sedentarismo.
  • Realizar lavados nasales con suero fisiológico.
  • Ventilar adecuadamente las estancias, tanto de trabajo como de descanso.
  • Es fundamental limpiar de forma minuciosa y frecuente el dormitorio, así como evitar moquetas, cortinajes y colchones de lana o plumas.
  • También el resto de la casa debe limpiarse de forma frecuente y eliminar el polvo de estanterías y objetos.
  • No exponerse a cambios bruscos de temperatura.
  • Rescindir el tabaco y el alcohol.
  • Reducir el grado de humedad excesivo.
  • No es aconsejable el uso de insecticidas ni sustancias olorosas, y en la medida de lo posible estar en contacto con las mascotas.

Es muy importante mantener un alto grado de limpieza, con el fin de evitar la presencia de ácaros del polvo. Estos ácaros se alimentan especialmente de la materia orgánica que se desprende de la piel de las personas y mascotas en los hogares. Suelen encontrarse en la ropa, cortinas, alfombras, tapizados, colchones, almohadas, edredones, peluches, libros y todos aquellos materiales susceptibles de atraer polvo. Por ello, todos estos elementos deben ser limpiados minuciosamente, con el fin de evitar el anidamiento de ácaros.


Además, debemos tener presente que las temperaturas calurosas y un alto grado de humedad son el ambiente ideal para su desarrollo.


También los animales domésticos, como perros, gatos, aves, etc. pueden favorecer la aparición de rinitis alérgica perenne, por lo que en su caso es recomendable evitar convivir con ellos, o bien mantener las mascotas con muy poco pelo y aseadas diariamente.


Igualmente debemos prestar atención a las plantas y flores de nuestro balcón, terraza o jardín, ya que el polen de las mismas puede provocarnos rinitis alérgica.


© Redacción - Junio 2012
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Referencias:
National Library of Medicine
El Manual Merck
MedlinePlus - Enciclopedia Médica
emedicine.medscape.com
National Health Service UK
University of Maryland Medical Center

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