Aloe vera, el remedio natural
Desde hace siglos el aloe vera ha sido apreciado e incluso venerado por sus propiedades medicinales, dermatológicas y cosméticas. Tal es así que existen documentos que acreditan su uso como cicatrizante en las Guerras Púnicas, así como la devoción que Cleopatra sentía hacia esta planta y como la utilizaba para el cuidado de su belleza. También los egipcios utilizaron las propiedades medicinales del aloe vera para el tratamiento de numerosas enfermedades, como infecciones bacterianas, erupciones, quemaduras, etc.
Actualmente el aloe vera se sigue utilizando en muchos de los productos cosméticos, incluso en los de alta gama por sus cualidades benefactoras para la piel. Hoy día se puede hablar de un nuevo resurgir de esta planta, tanto a nivel cosmético como para remedios caseros.
El aloe vera en su presentación natural es como una especie de pasta gelatinosa que se extrae de las hojas del arbusto, conocidas como pencas. De esta pasta gelatinosa se obtiene los productos que encontramos en el mercado en forma de geles, cremas, aceites, etc.
Debido al nuevo resurgir del aloe vera y de sus propiedades se ha potenciado de forma espectacular toda una industria que abarca desde la cosmética hasta la medicina alternativa. Es tanta la cantidad de fabricantes y marcas que han aparecido en el mercado en tan poco espacio de tiempo, que se debe tener sumo cuidado a la hora de elegir el producto que ofrezca todas las garantías de calidad y composición en su elaboración. Con seguridad pasado un tiempo sólo quedarán aquellas que ofrezcan unos estándares de calidad.
Tenemos que tener en cuenta que las propiedades del aloe vera sólo se obtienen de plantas con más de tres años, lo que requiere un mínimo de tiempo de crianza.
Lo más recomendable para tratar afecciones cutáneas es utilizar de forma tópica el gel puro o bien el aceite puro de aloe vera. Ambos no deben poseer ningún otro tipo de componente, salvo el mínimo imprescindible para su conservación. Por ello nos debemos cerciorar de que el producto que compramos es 100% puro y sin otros componentes, que en la mayoría de los casos sólo sirve para aguar el producto.
Tenemos que tener en cuenta que las propiedades del aloe vera sólo se obtienen de plantas con más de tres años, lo que requiere un mínimo de tiempo de crianza. Además debemos considerar otros factores como la procedencia y la variante de la planta. Uno de los mejores aloes es el Bardensis Miller, cuyas propiedades están por encima de otro tipo de variedad.
Todo lo anterior nos ha de guiar a la hora de elegir el producto, dejando de lado aquellos que, en el mejor de los casos, nos servirán para muy poco.
El gel y el aceite de aloe vera se pueden utilizar para tratar enfermedades de la piel como eczemas, dermatitis, úlceras, acné, psoriasis, quemaduras solares y caseras de poca envergadura, granos, heridas, infecciones bacterianas y por hongos, etc. etc. Si bien no en todos los casos solucionaremos el problema dérmico, como es el caso de la psoriasis, sí que nos servirá para aliviar efectos como los picores y sobrellevar mejor la enfermedad.
Lo más recomendable para tratar afecciones cutáneas es utilizar de forma tópica el gel puro o bien el aceite puro de aloe vera.
El aceite de aloe vera también se utiliza en aromaterapia, normalmente en compañía de otros aceites esenciales, para activar propiedades curativas y mejorar la acción rejuvenecedora de las células y a su vez el proceso de reparación celular.
Este aceite suaviza la piel, manteniéndola húmeda y evitando la sequedad y descamación de la piel. Asimismo, actúa como un excelente acondicionador capilar, fortaleciendo el cabello y las células del cuero cabelludo.
En resumen tanto el gel como el aceite de aloe vera resultan muy adecuados para mantener una piel sana, joven y en perfecto estado.
Rina García
Diplomada en enfermería y terapias alternativas.
Diciembre 2012
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